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FOTO: MALDEOJO

“Déjala decidir”: crónica de una contienda feminista

Previas. La performance de Yuyachkani. Los balcones de Cipriani. Feminismo de la Villareal. Arenga feminista en la Colmena. El Comando rompe el Cerco. Maratón hacia Abancay. La marcha se compone. Las tetas desnudas. Regreso a nuestra plaza.

Publicado: 2015-08-13


Las previas a la Marcha 

Foto: maldeojo


Dos de Mayo, pre-concentración. Hay pocas personas aún. Las que llegan, lo deben hacer sorteando el tráfico aparatoso que algún día se engullirá a esta ciudad. Es una tarde gris y el único color visible es el de los chicos de Amnistía Internacional y el rojo de las prendas puestas por Alfombra Roja, colectivo que lucha por los derechos de la mujer. Desde lejos, los desechos del incendio de uno de los 8 edificios republicanos de la plaza nos miran.

Es el 12 de agosto y la gente se congrega en Dos de Mayo para exigir, en una marcha, que se despenalice el aborto en casos de violación sexual. La ciertamente polémica medida tiene, sin embargo, hechos fundados para ser exigida: que nuestro país tiene las más altas denuncias por violación sexual en el subcontinente y que la mayoría de estas se dan en menores de edad, entre otros. Así, se tiene un fundado pedido: que sea la afectada, y no el Congreso, quien decida lo que quiere hacer con su cuerpo.

Está tibio el ambiente, la gente se mira y conversa. Siendo las 5:00 pm un hombre se aparece con una tarola. Habla con una chica. “Teatro” le oigo decir. A los minutos él y una compañera suya hacen llamados al público. Piden que los acompañen a una intervención. Un grupo va y practican por una performance. La agrupación teatral Yuyachkani se hace presente.

-Ahora les pido que se vayan a traer un compañero-nos dice nuestra guía cuando termina la práctica.

Quizá poco acostumbrados al ejercicio o quizá desconcertados por la intervención, pocos son los que regresan. Parte de la responsabilidad tiene que ver con una agrupación de mujeres que ha entrado encapuchadamente a la plaza. Es el Comando Feminista. Un joven de falda y de uniceja prominente lanza vivas.

¡En la lucha del pueblo, nadie se cansa!

¡En la lucha de la mujer, nadie se cansa!

¡En la lucha contra el patriarcado, nadie se cansa!

¡En la lucha contra el machismo, nadie se cansa!

Los fotógrafos y curiosos se arremolinan entre ellos. El ambiente se va caldeando.

Va llegando la gente. Se suman a la movilización los del Frente Amplio y su blanca gigantografía. También lo hace la JotaCé y sus banderas de identidad. Hasta la Iglesia aparece. Un padrecito camina y toma fotos. Cuando se le pide que bendiga la marcha, no lo hace. Las mujeres no se inmutan, es un actor.


¡Mi cuerpo!


-No pudimos llegar tarde a la historia-bromea uno de los yuyas y su compañera llama a la gente a que se reúna para realizar la performance por la despenalización del aborto. Tiene éxito.

Pronto se forma el cardumen que pide esta mujer que lleva una pluma larga en la cabeza. Los jóvenes, me incluyo, practican lo aprendido frente a todos: movemos las puertas cerradas, elevamos las manos, nos volteamos, lanzamos objetos invisibles, tiramos puños, empujamos y nos entregamos desafiantes: “¡Mi cuerpo!”.

Flashes, miradas desde los carros cercanos en el tráfico de considerable aumento, ladridos de la combativa perra Okupa, que ha venido desde Plaza Bélgica para sumarse a la jornada de lucha. Echada, desde el piso rojizo, nos da su opinión… en su peculiar lenguaje. 


Contra los balcones

Foto: Luis Orlando alemán mori


Antes de las 6:30 la gigante se desespereza, quiere echar sus pasos por Colmena. Hay hervidero, comunicaciones, indicaciones, un tumulto. Se toma la calle. Un marxista se enfila hacia la vanguardia con estas palabras: “Eh… ¿Vamos a estar atrás?” Mientras la gente ingresa por Colmena, de uno de los balcones unas personas alborotadas samaquean dos carteles. “No Aborto”. “Sí a la vida”. La gigante explota: “Aborto sí, Aborto no/Eso lo decido yo”. La refriega acalora las gargantas. Dos jóvenes platican mientras van por el medio de la pista.

-Ese debió quemarse-dice en referencia al edificio en donde viven las personas de los carteles.

-No seas incendiario, oe-le responde su amigo en perfecto ajedrez.

Otro marxista aparece y me dice: “Oe… has visto…”. “Sí, ya sé, pura clase media”, le digo. “Sí, hay que ver cómo relacionarse con los otros estratos”, me dice y se pierde entre la gente.


Las feministas de la Villarreal


Un grupo de mujeres acude a pararse en el frontis de un edificio que está frente a la sede de Ciencias contables y Económicas de la Villareal. Desde ahí elevan carteles que dicen: “Yo aborté”. Otras mujeres en sostén y con signos en los cuerpos portan otro cartel, más grande, que dice: “Fui violada y aborte callada. Feministas UNFV”.


La Colmena feminista


“Aborto legal para no morir/Anticonceptivos para no abortar”. “Feministas contra el machismo/Feministas contra el capital/Feministas contra el fascismo, contra el continuismo neoliberal”. “Chucha con chucha/Esta es mi lucha…”. Las arengas repletan las cuadras de esta calle histórica. Los transeúntes miran a la marcha con ojos desconcertados. Un taxista grita el clásico: “¡Vayan a trabajar!”. Una gringa deja de tomar fotos y pone una cara de espanto al ver a su padre acercarse a la marcha para sentir su calor. Jr. Cailloma es testigo de este drama extranjero. La garúa, mientras tanto, refresca a esta colérica gigante.

Es una marcha original. Hasta se oye a El General. “No me trates no/No me trates de engañar/Sé que tú eres un machista/Y a mí me quieres controlar…”, corea el Comando. “La mujer que aborta/no es la terrorista/La que infunde miedo/Es la Iglesia moralista”, prosigue con las vísceras.

Se llega a Plaza San Martín. Aprovecho para ver las dimensiones. La gigante llega hasta la Av. Tacna. Cuatro cuadras.

-¿Por qué ha venido solo esta cantidad de gente?-le pregunto a la rapera Blue, que ha venido vestida de colegiala y llevando un afiche que dice: “Mi profesor me violo”.

Directa y libre como siempre me dice que es porque la gente es mojigata, conservadora, que se paltea por estos temas y por eso no sale.


Mandar a callar


La gigante bordea la Plaza. Rompe con la primitiva idea de: “Esa marcha no llega al Congreso”. La gigante precisamente se dirige hacia el Congreso. A la altura de Quilca, alguien por fin se anima a contrariar a la movilización: “No es tu derecho, es tu capricho”, grita un hombre. Por un momento se le intenta discutir, pero es en vano. Se le dice que qué haría si a su hermana la violan, que si a su hija la violan, que, por último, si a él lo violan. En vano. Eleva la voz, se exalta, suelta un carajo, acude a la normatividad legal. La gente lo abandona.


-¡Calla, fumón!-le grita un joven.


A medida que avanza la marcha se oye un mayor acompañamiento musical. Son las de Parió Paula. Se aprecian también una sección de cantos también originales y con mujeres cargadas de símbolos. Bajo del muro de la plaza y pregunto: “¿De dónde son?”. “Somos Las Zoneras. Somos mujeres que pertenecemos a Las Zonas”. Todavía, oh, felicidad, sigue la vitalidad de la organización contra la Ley Pulpín. A la cola, se ven las banderas partidarias del Frente Amplio y la JotaCé.


Nadie nos para


A las 7:14 un policía ve su reloj.

-Mire la hora, no pueden marchar-dice a las mujeres de la delantera esperando comprensión.

En la entrada a Colmena que lleva a Abancay, menos de 10 policías de indefensa juventud intentan detener la marcha de cientos de personas.

-Oe por ahí, por ahí-me señala un resquicio un joven para ganarles el vivo a los polis.

Volteo para hacerles llegar la idea a algunas jóvenes activistas. Miradas huidizas, risitas. Nadie me da respuesta. Cuando miro de nuevo, pasados dos minutos, veo al loco Comando corriendo y al que le siguen otros jóvenes.


Es un reto Ir a Abancay


-¡Que no pasen, que no pasen!-gritan algunos muchachos parados en Jr. Lampa.

El Comando está muy adelante corriendo hacia Abancay, pero gran parte de la marcha no. Hace falta que se unan, hace falta que los carros no pasen. Se idea una cadena humana. El Metropolitano detiene la marcha ante un trabajador que se paró ante él.

-¡Corran, carajo!-le grita un joven a las maduras mujeres que llevan un pancarta morado y no están en la frecuencia acorde a las circunstancias. Otra cadena humana, de unos cuantos eso sí, se repite en Jr. Azángaro. La gente que superó Jr. Lampa corre como loca hasta el Parque Universitario, pero nuevamente la marcha se ralentiza. Un joven coloca a un señor que camina victorioso como engranaje más de esta cadena y llama a que se apure la marcha. En Abancay hombres y mujeres e enfrentan con las tablas de los choferes: “¡No avancen! ¡No avancen!”.

En el vértice de Colmena y Grau, la policía llega, hace parar a la marcha. Uno de ellos llega a intimidar con su vara, pero no pasa de eso. El Comando, el loco Comando, ya ha pasado El Hueco y se dispara entre cánticos y locura hacia el Congreso.

-¡Compañeras, las chicas para que se echen!-llama una joven feminista a Alfombra Roja ante el muro que representan las fuerzas del orden.


“¡Somos malas/Podemos ser peores!”


A las 7:25 pocas personas saben lo que pasa al otro lado del carril de la Abancay que da para Mesa Redonda. “La mujer que aborta/no es la terrorista/La que infunde miedo/Es la Iglesia moralista”. “Ni activas, ni pasivas/mujeres combativas”. “Estas son, aquí están/Las que siempre lucharán”. Y para los niños: “Arroz con leche no me quiero casar/y con mis amiguitas quiero ABORTO LEGAL”, grita el Comando y los que los han seguido de cerca. Dos policías motorizados ganan a la marcha y se dirigen al Congreso para preparar el recibimiento. Un perro, al mejor estilo de Okupa, los corretea ladrándoles de cerca. Los buses disputan el asfalto pero igual la marcha sigue. La gigante sigue como tal. Ruge: “Somos malas/Podemos ser peores”.

Cerca al Congreso, el Comando espera la parte tardona. Al llegar, se va en bloque ¡Al Congreso!


El Congreso como pira

Foto: maldeojo


Frente a la Plaza Bolívar, el Comando Feminista se arranca los polos rojos y muestra sus pechos: “YO ABORTÉ”. Luego aparece un grupo de mujeres que también muestra los pechos: “DESPENALIZA MI DECISIÓN”. Tres hombres muestran “DESPENALIZA SU DECISIÓN”. Llega la Alfombra Roja. La protesta dura poco pues de una esquina aparece una máquina que pretende hacernos replegar. El rochabús avanza torpe. La gente se asusta un poco pero la máquina esta vieja y su chorro parece el de una manguera que riega floja su jardín. Pese a todo moja y a la parte que fue llegando tarde a la marcha sí la logra dispersar. La gente que está en el Congreso recibe los chorros, pero mojados y todo se les lanzan encima dándole con palos y banderazos. Estos últimos sirven también para cubrirse de su débil agua. Los policías miran inertes el espectáculo. Un manifestante arroja pintura en el suelo como si fuera pólvora. “Vamos a quemar/ Vamos a quemar/El Congreso nacional/ Vamos a quemar el Congreso/ con la chispa patriarcal” gritamos todos. De pronto, humo blanco. Corremos.

Un manto de lento humo blanco se empieza a propagar. Sombras oscuras aparecen el cielo buscando la tranquilidad. A lo lejos se ven luces rojas de carros policiales. No se pondrá bueno esto. Algunos corren por las arterias, otro, un grupo más compacto, se va como para Jr. Amazonas. Más allá, por una esquina del Congreso, muchas manos salvan a un joven de una noche carcelaria segura.

La policía doblega sus lances. Por Jr. Áncash arrojan una bomba sin importar los carros varados por el tráfico y los establecimientos comerciales. Motos se van para Barrios Altos, sus rojos avisos se pierden por sus calles.


Congreso/Plaza San Martín


Después de los bombazos y pullazos de agua, los restaurantes reanudan la clientela, los carros vuelven a circular, lo lacrimógeno ya se fue. Queda mucha agua regada en la pista. Los polis siguen, nada de manifestantes. Cosa distinta es Plaza San Martín, punto de encuentro en donde decenas de mujeres seguirán gritando y exigiendo: “¡¡¡Aborto sí, Aborto no/Eso lo decido yo!!!”.

13-08-15


Escrito por

mirocko

Holi.


Publicado en

El Informal

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